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Lugares visitados: Samsung Museum Art, Design Hub y río.
Distancia recorrida: 20 km
Tiempo: Sol brillante
Último día en Seúl y debía aprovecharlo de la mejor manera posible. Así que, para empezar, fui hasta Itawon, donde había un mercado famoso en el que la gente compraba cosas de diseño y después he ido hasta el museo de Samsung de arte. Lo malo es que estaba cerrado por reformas y que la escultura de una araña gigante que quería visitar ya no estaba y la habían substituido por otra de bolas de metal curiosa.
También había una mezquita famosa pero sin mucha historia.
He vuelto a moverme hasta el Dongdaemun Design Plaza, macro zona ambientada en el futuro, donde se hacían diferentes exposiciones de diseño muy interesantes. En el área se podían contemplar muchas obras de arte que destacaban por la originalidad.
Otra de las experiencias bonitas que he tenido ha sido en una de las salas y que, de forma espontánea e improvisada, una pareja de coreanos han empezado a tocar un piano que había y se ha formado un espectáculo maravilloso en el que se han llegado a reunir centenares de personas a su alrededor.
No hace falta decir que esa área, recién construida, era toda una joya arquitectónica y que todo estaba perfectamente encajado para dar forma a otro planeta de más de 7.000 metros cuadrados.
Por los alrededores también había un mercado de costura que, a mi abuela que en paz descanse, le hubiera encantado por la variedad de cosas que se podían comprar y por tener una de las máquinas de coser más modernas que he visto nunca.
De vuelta al hostal he querido descansar antes de dar una vuelta alrededor del río más famoso y grande de Seúl en el que la gente pasea con las bicis y descansan en los numerosos parques de la zona. También he podido disfrutar de un concierto en una de las cúpulas del río en la que una chica cantaba dulces canciones que me han emocionado por su bella voz.
De camino a "casa" he disfrutado de un atardecer precioso y el primero de Corea del Sur. El sol se ha puesto detrás de los rascacielos para cerrar el telón de esta ciudad que, de nuevo, ha dejado su particular huella dentro de mí.
En el hostal hemos tomado unas cervezas que me han invitado y he vuelto a intentar convencer a la gente para ir al karaoke; pero sin suerte. Si estuvieran mis amigos aquí seguro que hubiéramos roto los micrófonos y nos lo hubiéramos pasado en grande cantando lo que fuera.
La vuelta al mundo en bicicleta por Jordi Romo
Pertenece al diario: La vuelta al mundo
18 / 07 / 14