Puedes iniciar sesión en Trip Troupe con tu cuenta de Twitter, quedando así vinculada para que puedas compartir fácilmente tus contenidos.
Es por esta razón que te PEDIMOS LOS PERMISOS DE ESCRITURA en tu cuenta de twitter.
DECLARAMOS: que nunca utilizaremos esos permisos para publicar publicidad alguna ni cosas en tu nombre, y que cada twit que se envíe desde Trip Troupe tendrá que contar con tu aprobación.
Tiempo: Nublado con lluvias
Yo creo que sin ninguna duda lo mejor de Guangzhou es la montaña de Biyun, situada al sur de la gran ciudad.
Para llegar hasta allí hemos cogido un autobús que nos dejaba cerca de la entrada al teleférico, aunque el mal tiempo que azotaba la ciudad ha impedido que pudiéramos a través de ese transporte, teniendo que andar un buen trozo hasta la cima.
La verdad es que ha sido una suerte, ya que el paseo nos ha traído varias sorpresas y un agradable paseo entre los numerosos árboles y la variada fauna que en su interior convive con los templos y las ruinas. Una de las sorpresas más agradables ha sido cuando, Ramón y yo, hemos conocido a un chico chino, que estaba de paseo con su novia y unos amigos. En nuestro encuentro ha ido precedido por otro fortuito encuentro con una serpiente pequeña que tenía toda la pinta de ser ultra venenosa. El mismo chico, ante nuestro asombro, la ha cogido con la mano, con cuidado de que no le pícara, tal cual como lo haría Frank de la jungla. Ante una experiencia así, poco se podía hacer, más que mantener la boca abierta.
Poco después nos despedimos de los amigos y nos adentramos en el templo situado en medio del bosque. Y es que estaba perfectamente integrado en la naturaleza, manteniendo una serenidad envidiable en esa enorme ciudad.
En el templo nos relajamos haciendo fotos y conociendo a otros chinos que nos sonreían a cada paso que dábamos.
De vuelta a la gran ciudad decidimos ir a otro de los puntos más interesantes de la ciudad: el río de las perlas. En él también podríamos encontrar la torre de televisión con miles de leeds iluminando su esbelta figura, así como rascacielos a barullo.
Cogimos otro autobús y preguntamos a la gente por nuestro destino. De repente todo el autobús estaba interesado en ayudarnos, aunque lo malo era el idioma, ya que no nos entendíamos, ni con dibujos ni con traductores. Estuvimos batallando con ellos un rato hasta que uno de ellos nos pidió que le acompañáramos. Salimos del autobús junto a él y nos enseñó, muy amablemente, el camino que debíamos coger para llegar hasta allí.
Una media hora después estábamos haciendo fotos y alucinando con todas las luces que bañaban los edificios y el río. Eran vistas espectaculares con lo que paseamos contemplando esa imagen. En un punto del paseo nos encontramos juegos de feria con los que Ramón probó suerte disparando a globos con una carabina y lanzando los aros a los muñequitos, ganando un par de ellos después de lanzar mil anillas.
Para terminar llegamos hasta la torre de televisión, nos hicimos unas fotos y nos fuimos a cenar. Recomendados por un par de policías nos dirigimos a una zona cercana al hostel en la que el plato típico eran los cangrejos y, por unos 4 euros, cenamos pero quedándonos con un poco de hambre. La vendedora nos dio un poco de penita, ya que nadie comía en sus mesas y parecía majísima, con lo que preferimos comer en esa esquina de la calle más bien solitaria pero con mucha tranquilidad. Eso sí, sentados en uno de sus pequeños taburetes, típicos de china.
La vuelta al mundo en bicicleta por Jordi Romo
Pertenece al diario: La vuelta al mundo
16 / 09 / 14