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Trayecto: Lima - Mancora
Distancia recorrida: 1000 km
Tiempo circulando: 20 horas
Tiempo: Lluvia y soleado por la tarde
De nuevo música a toda pastilla y la misma gente alrededor durmiendo. La lluvia salpicaba en la guantera atravesando el cristal roto del frontal autobusero. Un periódico, medio húmedo, asomaba por una rendija de un cajón. Lo agarré y, entre noticias de asesinatos y accidentes, me pasé un rato hasta que llegué a los pasatiempos. Sudokus, sopa de letras, cruzados y hasta unir puntos. Me pasé un buen rato distraído hasta que, con el asombro del conductor, terminé el entretenimiento satisfactoriamente con todos los problemas resueltos. Para mí no tenían ningún secreto porque en mis largas horas como socorrista de piscinas había hecho tantísimos de esos juegos que ya era todo un profesional; pero él se extrañó y me gané su respeto con lo que dio pié para hablar tendidamente. Él mirándome como a un extraterrestre.
Pasadas unas cuantas horas uno de los autobuses de la compañía estaba aparcado a pocos metros de nosotros. El conductor frenó bruscamente estacionándose a poca distancia del mismo. El ómnibus había roto la correa de distribución y necesitaba un taller urgentemente; pero con la ayuda de los conductores y el copiloto, al final, pudieron reiniciar la marcha aunque más despacio de lo normal.
Alguna gente del anterior bus se subió al nuestro con lo que se situaban sentados a lo largo del pasillo central dejando bien pesado nuestro carro y retrasando la marcha. A mí eso de ayudar a la gente me parecía bien pero algunas personas sólo pensaban egoístamente y se encolerizaban porque tardarían más en llegar. Hubo algunos, aislados, altercados pidiendo con golpes reiniciar la marcha y no ayudar a los que yacían desde tempranas horas de la madrugada tirados en la carretera; pero al final los conductores y la gente inteligente contuvo tal rebelión y todo acabó sin más altercados serios.
Continuamos la marcha el autobús llegó a su destino marcado y sin costo adicional, alguno me llevó hasta Sulluni.
Una vez allí me uní a una pareja de amigos: Christian y Lila que viajaban vendiendo pulseras y manualidades. Ellos cogieron un mototaxi para ir a otra terminal donde salían los autobuses más baratos a Mancora. Una vez allí ellos cogieron otro bus a Talari porque no les llegaba el dinero y más tarde yo cogí el bus.
En ese mismo bus acababa pasando por Talari. De nuevo nos encontramos ya que consiguieron vender en el mismo transporte de ida. También usaron ese transporte para pagarse lo que sería el hostal rebarato donde nos alojamos y la cena.
Eso si, la luna llena de esa noche merecía un paseo por la ciudad que se decía que había el mayor porcentaje de surfers de todo Perú. Y no era para menos ya que, aunque no fuera nada espectacular la playa me recordaba a la Costa Brava de Cataluña con fuertes oleajes y una larga playa que se perdía en el infinito de la noche.
Pertenece al diario: La vuelta al mundo
29 / 08 / 15